Si la gente se esforzara algo más en todo, quizás todos los demás pudiéramos hacer un esfuerzo en escuchar, después dar opinión y así sucesivamente. Nadie se ha intentando esforzar en lo que era vivir, porque vivir ya no era cuestión de esfuerzo. Nos hemos rendido ante todo y ni siquiera sabemos a lo que queríamos mostrarnos.
La cordura ya no es un problema, está demasiada olvidada y por eso nos estamos descontrolando. No entendemos la vida y tampoco el amor.
Todos hablamos de la gente, y nosotros mismos somos gente.
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