Yo me suicido mientras tú te rajas. Todo es diferente y he tardado en darme cuenta. Mi madre me grita mientras pongo la música a todo volumen, se oyen los coches del exterior, y la rebeldía aumenta a medida que me gritas.
Me es díficil madrugar para meterme allí, ahí no hay nada que rascar. Nada es suficiente, y nadie me va a contar lo que hay, asique me iré rajando yo también. Nos hemos enamorado de un mismo lugar, y cada viernes se me hace eterno por la mañana. Nosé quién eres, y cada día no es más que esto, nada que yo pueda hacer. Siempre lo mismo, y me despierto a las cuatro y veintiséis.
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