sábado, 29 de enero de 2011

The best you ever had.

He llegado de un lugar poco lejano. Y a esa misma distancia me encuentro en un lugar muy lejano a la vez. Es como un video juego. Como el Mono-Poly; Te mueves por el tablero con la ayuda del dado y las fichas de siempre. Que te ayudarán como siempre y para siempre en el juego. Las que te ayudaron a ver que no te quedarás ''Sin-Blanca'' comprando y malgastando ese tiempo en hoteles de poco lujo. Son las fichas que se pierden por la casa. Muchas acaban desaparecidas, y no las vuelves a ver. pero muchas quedan guardadas en la caja, y salen cada poco a la luz. Para ayudarme en el tablero. Aunque de una misma manera, logras ver la meta del juego gracias a una pequeña ayuda. Esa ayuda no tiene nombre, ya que es la indescriptible. Es una pieza extraña, que aún no se ha encontrado ni perdido. No ha sido cualificada para jugar. Ni si quiera tiene los conocimientos adecuados para jugar en el Mono-Poly. Aún no me ha señalado la meta, porque a medida que mi figurita en forma de coche asciende por los cuadraditos del juego, voy perdiendo cada vez más. Pero en este instante, logro responderme a estas alturas del reloj, que no existe meta, ni tampoco tablero. Es todo una excusa para definir la vida, que por cierto, no tiene definición. Esa figurita en forma de coche soy yo, somos todos nosotros. El dinero, y la Sin-Blanca, es la poca fe que a algunos marginados nos queda. El tablero es el camino, que ni si quiera existe, lo vamos formando a medida que pasan los días. La meta, es algo inalcanzable, ya que está bastante lejos. Y, las fichas. Son las pocas personas por las que merece de verdad la pena caminar en el tablero.

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